Esta parte de la historia va a ser contada
por Pedro.
Estaba en casa cuando un llamado me sacudió el mundo, fue como un terremoto. Lágrimas interminables salían de mis ojos y recorrían mis mejillas.
Paula. Mi Paula. No, no podía ser. Tenía que haber un error, no podría ser cierto.
Pero efectivamente era su mamá quién me había llamado para contarme la trágica noticia.
Recordaba las palabras de Eugenia, no se iban de mi mente. Al igual que las lágrimas no se iban de mis ojos.
No sabía qué hacer, no sabía a donde ir. Ni cómo reaccionar. Pero me sentía una idiota quedándome en mi casa, asique tome las llaves y corrí al hospital. Ingrese casi corriendo, guiándome por los carteles hasta que la vi a Eugenia y corrí a abrazarla. Ella estaba llorando, y yo, recién cayendo en la situación.
Estaba en casa cuando un llamado me sacudió el mundo, fue como un terremoto. Lágrimas interminables salían de mis ojos y recorrían mis mejillas.
Paula. Mi Paula. No, no podía ser. Tenía que haber un error, no podría ser cierto.
Pero efectivamente era su mamá quién me había llamado para contarme la trágica noticia.
Recordaba las palabras de Eugenia, no se iban de mi mente. Al igual que las lágrimas no se iban de mis ojos.
No sabía qué hacer, no sabía a donde ir. Ni cómo reaccionar. Pero me sentía una idiota quedándome en mi casa, asique tome las llaves y corrí al hospital. Ingrese casi corriendo, guiándome por los carteles hasta que la vi a Eugenia y corrí a abrazarla. Ella estaba llorando, y yo, recién cayendo en la situación.
Pedro- ¿Cómo está?
Eugenia- No sé Pedro, no me dicen nada. (Y nos separamos)
Pedro- ¿Pudiste verla?
Eugenia- No. Tengo miedo.
Pedro- Yo también Euge, muchísimo. ¿Valen… lo sabe?
Eugenia- No, no pude decírselo. Se quedó con una amiga.
Y en ese momento un médico salió de la habitación donde estaba Pau.
Eugenia- Doctor. ¿Puede decirnos algo?
Doctor- La paciente tiene pronóstico reservado.
Eugenia- Soy su mamá, no me puede decir eso.
Doctor- Es que nosotros no lo sabemos a ciencia cierta aún señora. (Y se fue, sin decirnos más nada. ¿Cómo podían ser tan fríos? Su hija y el amor de mi vida estaba ahí adentro, quién carajo sabe cómo)
Una sensación de miedo, pánico, me invadió en tan solo un segundo al imaginarme un día sin ella, sin su sonrisa, su voz, su mirada. Sin sus besos, sus mimos. Sin sus lágrimas, sin sus agradecimientos, sin sus ocurrencias, sus preguntas. Un día sin ella.
Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, y comencé a llorar, nuevamente.
Pero no, no pensaría en eso. Ella me necesita fuerte ahora. Saque de mi cuello el rosario que ella me había regalado antes de que viaje a Europa, para que me de suerte y me proteja. Lo apreté fuerte, cerrando mi puño y recordando el momento en el que me lo había dado.
Paula- Pepe, tengo algo para vos. (Y saco algo de su bolsillo)
Pedro- ¿Qué es eso Pau?
Paula- Un rosario, para vos. (Y lo puso en mi cuello) Es para que te cuide y proteja en el viaje, para que te de suerte. Es mi forma de estar con vos.
Pedro- (Sonreí) Sos hermosa. (Bese sus labios, sintiendo ese huracán de mariposas que me recorrían el cuerpo cada vez que lo hacía) Gracias, te prometo que no me lo saco más. (Nos sonreímos)
En cierto modo, esa promesa acababa de romperse. Me lo había sacado, pero era porque ahora era ella quien necesitaba esa protección.
Abrí un poco mi mano, bese el rosario, y volví a estrujarlo en mi puño. Como dándole mis fuerzas a ella. Sé que es fuerte, estoy seguro de eso.
Hacía dos horas que estábamos allí, Eugenia no dejaba de mirar por el ventanal mientras rezaba y yo no dejaba de llorar.
Pedro- Euge. ¿Necesitas algo? Voy a ir al bar.
Eugenia- No Pedro, gracias.
Pedro- ¿Segura? Un agua aunque sea.
Eugenia- Segura.
Y sin decirme más nada volvió su vista al ventanal.
Yo baje, por las escaleras para descargar un poco mis nervios y me dirigí al bar de aquel hospital.
Pedí tan solo un agua, pero necesitaba algo que quitara lo seco de mi boca.
Me senté en una mesa, la más alejada que encontré. Me sentía aturdido. Abrí el agua y bebí un trago, luego repetí aquella misma acción. Intentando serenarme, aunque era imposible.
Imposible era quitarla de mis pensamientos, necesitaba que alguien me despierte y me diga que todo esto es una pesadilla.
Lo único que sé, por lo que me dijo Eugenia por teléfono es que Pau está grave, muy grave.
El solo hecho de pensar que algo pudiese pasarle me aterraba.
A la media hora, decidí volver, para ver si había novedades.
Eran las ocho de la noche, y seguíamos sin saber nada. ¿Cómo podía ser?
Al fin un médico vino a buscarnos, a decirnos, al menos, algo.
El médico seguía manteniendo que su estado era muy grave. Principalmente, está inconsciente y no se puede saber cuánto tiempo va a tardar en reaccionar. Sufrió una lesión osea en su brazo derecho y demasiados golpes en su cuerpo, el más importante y grave en su cabeza, el cual no saben qué consecuencias puede llegar a traer, aunque según los estudios no sería nada permanente.
Después de todo el maldito día, al fin nos dejaron pasar a verla. Eugenia lo hizo primero y yo después.
Al verla me largue a llorar, como un nene, me acerque a ella y me senté a su lado, tomando su mano, fuerte intentando transmitirle todas mis fuerzas.. Me mataba verla así, tan indefensa y llena de cables.
Acaricie su pelo y respire hondo, para dejar de llorar, al menos un poco.
Pedro- Hola hermosa. (Bese su mano) Yo sé que me escuchas… Y también sé que vas a despertarte, y que esos ojitos hermosos van a volver a mirarme. Sos fuerte Paula, lo sabes, lo sabemos. Dale gordita, yo voy a estar acá esperándote, como siempre.
Y en ese momento tome el rosario, ese que me habías regalado ella
para que me proteja, ahora lo necesita. Lo engache en su muñeca.
Pedro- Ahora le toca protegerte a vos. (Bese su frente y solté su mano, pero ella me agarro fuerte y yo sonreí) ¿Me escuchas Pau? (Y ella volvió a apretar mi mano y yo volví a sonreír) Si podes, abrí los ojos hermosa. (Pero no obtuve más respuesta) Cuando puedas gordita. (Y volví a besar su mano) Ahora tengo que irme, pero no me voy a mover de la clínica hasta no irme con vos. (Acaricie su mano) Te amo. (Bese su frente y salí de la habitación, ya que se terminaba el tiempo)
Según los médicos eso había sido simplemente un reflejo, pero yo estoy seguro de que no.
De qué sintió que yo estaba con ella.
Aquella noche, Eugenia había vuelto a su casa, para no preocupar a Valen.
Eran las tres de la mañana y me desperté porque escuche médicos salir y entrar de la habitación.
Pedro- ¿Qué paso?
Doctor- La paciente entro en paro.
Pedro- ¿Qué?
Y me deje caer en la silla donde estaba, abrazando mis rodillas y
escondiéndome en ellas, me encontré apretando fuertemente un rosario (otro) que
llevaba conmigo y rezando, Dios salvala.
No puedo imaginar mi vida sin ella, mi vida sin ella no es vida, es imposible. Ella fue la única que supo devolverme la sonrisa después de muchas cosas feas, ella es el motivo por el cual yo me levanto todos los días. Ella, su mirada, su sonrisa, sus palabras, me dan ganas de vivir. Despertarme y tenerla al lado mío, dormirme abrazándola. Pasar horas y horas charlando o mimándonos. No podría vivir sin ella. Ella es mi todo, mi luz, mi sonrisa, mi sol, mi luna, mi amor, mi vida.
Fueron los minutos más eternos de toda mi vida, hasta que por fin salió un médico y me dijo que ya estaba fuera de peligro.
Cuándo la habitación se vació de médicos yo entre y me senté a su lado, tomando su mano y acariciando su pelo. No podía dejar de mirarla, ni de agradecer que estuviese bien. Necesito que se despierte, la extraño, la necesito. No soporto más verla así.
La conocí bailando y ahora está así, tan indefensa. Sentía el alma partida en millones de pedazos.
Pedro- Hola Pau. (Acaricie su frente y entrelace mis dedos con los suyos)
Pase un largo rato acariciando su pelo, su suave piel. Observándola, amaba hacerlo. Y amaba verla dormir, pero no así.
No puedo imaginar mi vida sin ella, mi vida sin ella no es vida, es imposible. Ella fue la única que supo devolverme la sonrisa después de muchas cosas feas, ella es el motivo por el cual yo me levanto todos los días. Ella, su mirada, su sonrisa, sus palabras, me dan ganas de vivir. Despertarme y tenerla al lado mío, dormirme abrazándola. Pasar horas y horas charlando o mimándonos. No podría vivir sin ella. Ella es mi todo, mi luz, mi sonrisa, mi sol, mi luna, mi amor, mi vida.
Fueron los minutos más eternos de toda mi vida, hasta que por fin salió un médico y me dijo que ya estaba fuera de peligro.
Cuándo la habitación se vació de médicos yo entre y me senté a su lado, tomando su mano y acariciando su pelo. No podía dejar de mirarla, ni de agradecer que estuviese bien. Necesito que se despierte, la extraño, la necesito. No soporto más verla así.
La conocí bailando y ahora está así, tan indefensa. Sentía el alma partida en millones de pedazos.
Pedro- Hola Pau. (Acaricie su frente y entrelace mis dedos con los suyos)
Pase un largo rato acariciando su pelo, su suave piel. Observándola, amaba hacerlo. Y amaba verla dormir, pero no así.
CHAN CHAN CHAN (?
ayyy nooo,que pau se recupere pronto!!!
ResponderEliminarAhi por favor subi mas capitulos, que le pasa a pau? va a despertar? Chan como dijiste vos! JAajajajjajaj ME ENCANTA LA NOVE!
ResponderEliminarNOOOOOOOO, no me podes dejar así D: ojalá que pau se despierte :3
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