jueves, 24 de enero de 2013

Capítulo 37



Me llevó a un galpón, me ato a una silla y me puso una mordaza. Yo no dejaba de temblar, ni de llorar. Tenía a una especie de guardia que me controlaba, no me quitaba los ojos de encima.
No sé cuánto tiempo hace que estoy acá, pero estoy segura de que fueron horas, las más interminables de mi vida.
¿Por qué no puedo tener una vida normal? ¿Una familia normal? ¿Por qué mi propio padre me tenía secuestrada?
Estoy segura de que mamá o Pepe ya se dieron cuenta de que algo ocurrió, pero tengo pánico de que no puedan encontrarme. ¿Y si me mata? ¿Y si termina con mi vida? Estoy completamente segura de que es capaz de eso, porque no tiene corazón, ni sangre, ni sentimientos.
Una sensación horrible me invadía de pies a cabeza, pánico como, creo, nunca había sentido en mi vida. Mis ojos no se cansaban nunca de despedir lágrimas, ni mi cuerpo de temblar.
Note que poco a poco anochecía, haría cinco o seis horas que estaba allí, y quién sabe cuántas podrían llegar a ser.
Se acercaron a mí, quitaron la mordaza y me ofrecieron un un plato de comida y un vaso de agua, pero me negué.

Claudio- Come Paulita.
Paula- No quiero
Claudio- No seas caprichosa. Sabes que tenes que comer, aunque claro, vos nunca lo haces. O lo vomitas. Pero acá no tenes ningún baño cerca. Vas a comer igual. Porque si no… (Golpeo fuertemente el piso y cerré mis ojos del pánico que me invadió) Chau Paulita. (Y sentí que alguien que estaba detrás de mí, a quién no había notado, apoyo un arma en mi sien y yo asentí con mi cabeza) Vas a hacer lo que yo quiera, lo que yo te pida. ¿Entendiste? (Volví a asentir con mi cabeza, el arma se alejó de mí y le agradecí al cielo, porque creo que estaba a punto de desmayarme del miedo)
Paula- Estoy atada, no puedo comer.
Claudio- Lo sé, no soy pelotudo. Te voy a desatar, pero haces alguna boludes y ¡Chau Paulita! Y no creo que quieras dejar sola a tu mamá, ni a tu hermanita… ni a tu novio. ¿O sí? (Negué con mi cabeza) ¿Entonces vas a hacer lo que yo te pida, no? (Baje mi mirada) Contestame. (Me gritó y me pegó una cachetada)
Paula- Sí…

Comí con más asco que nunca en mi vida, y volvió a atarme y a amordazarme.
Paso toda la noche, más eterna que nunca. No deje de llorar un segundo, no podía dejar de pensar en ellos, en cómo estarían, qué pasaría, si sabían dónde estaba, ¿Qué le habían dicho a Valen?
Necesito que me saquen de acá. No sé cuánto tiempo voy a poder aguantar, no sé cuánto tiempo voy a poder controlarme. No sé en cuánto tiempo no me voy a morir, del susto, de la angustia.
Vi como la luna salió, como se escondió y como apareció el sol, por una pequeñísima ventana.
Pedí solo un deseo, salir viva de acá…

Era obvio que no había podido dormir ni medio segundo en toda aquella tenebrosa noche.
Todavía sigo sin poder creer que alguien es capaz de hacerle semejantes cosas a su propia hija, a su sangre. Pero claro, él no sabe lo que es eso, no sabe el significado de la palabra padre, ni de la palabra hija.

X- ¿No pensas dormir? Se te van a complicar los días….

Y yo no podía responderle…. Tenía una mordaza, que casi no me dejaba respirar. Me sentía ahogada, por dentro y por fuera. Sentía unas ganas incontrolables de gritar y pedir auxilio.
Sentía un miedo que me invadía cada recoveco de mi cuerpo, de mi ser. Un miedo que me tenía paralizada…

Claudio- Me contaron que no dormiste en toda la noche. (Dijo quitando violentamente la mordaza)
Paula- ¿Cómo pretendes que duerma?
Claudio- Cerrando los ojos, como cualquiera.
Paula- Es imposible estando secuestrada, por tu propio padre, amenazada de muerte.
Claudio- Te vas a tener que ir acostumbrando, no vas a poder vivir sin dormir.
Paula- ¿Vos te pensas que voy a estar mucho tiempo acá?
Claudio- Y sí…. Si no voy a pedir rescate, además, lo que menos tienen ustedes es guita.
Paula- No podes ser tan sínico. Pero te comunico de que estoy muy segura de que van hacer algo por mí.
Claudio- ¿Tan querida te sentís Paulita?
Paula- ¿Sabes lo que es eso?
Claudio- ¿Y qué me decís si te digo que yo vi a tu novio a los besos con otra?
Paula- Te digo que no te creo, porque confío ciegamente en él. Y en vos, claramente. No.
Claudio- Ilusa de vos… que no queres ver la realidad.
Paula- La única realidad que veo, es que sos una mierda. (Y volvió a pegarme, esta vez en mi panza, haciéndome retorcer del dolor)
Claudio- Volveme a decir algo así y te juro que no la contas. Y mirame cuando te hablo la puta que te parió… (Rio irónico) Nunca tan bien usada esa frase. (Y volvió a amordazarme) Acá me respetas, soy tu papá. ¿No?
Paula- Nunca lo fuiste. (Dije intentando hablar)
Claudio- Pero eso soy, o eso dice la biología.

Y se fue, al instante apareció uno de sus hombres con un arma blanca, una navaja… ¿Qué carajo iba a hacer? No soporto más esto.

X- ¿Te vas a portar bien, no pendeja? (Yo asentí con mi cabeza  y llorando, acción que era imposible de terminar hacía ya, creo, que 24 horas) Porque si no, mira que mi amiga… (Y rozo esa puta navaja por mi cuello) Puede hacer lo que yo quiera. (Y se fue, dejándome paralizada, sin reacción)

¿Cuánto tiempo más tenía que soportar este calvario? Porque creo que no lo puedo resistir…


Cuenta Pedro.
Hacía más de 24 horas que no sabía nada de mi novia, y estaba desesperado. Estaba seguro de que el hijo de puta del padre había hecho algo con ella. Eugenia lo sabía, y pensaba lo mismo que yo.
Hicimos la denuncia, no nos importó nada, sabíamos que Paula corría peligro, y en este momento ella es lo único que importa.
Por suerte, Euge pudo hablar con la mamá de la mejor amiga de Valen, y estaba en su casa…
Ya no sabíamos que hacer, esperábamos ese llamado por parte de la policía, que sabían algo de Paula.
Las horas no pasaban nunca, eran interminables. Ninguno de los dos había podido dormir un solo segundo aquella noche. No había dudas de que él había hecho algo.
Tenía miedo, pánico, terror de que le haga algo malo, de que la lastime… o hasta incluso, que la mate. Sé que es capaz, y el solo hecho de pensarlo o imaginarlo me hace llorar.
¡La necesito acá! Conmigo. Es la segunda vez que este hijo de puta me la saca, y juro que me la va a pagar. Porque ella lo es todo para mí, y sé perfectamente que sin ella no podría vivir.
Lo peor que me puede pasar es verla sufrir, y lo único que hace esta basura humana es eso, hacerla sufrir, hacerle mal, hacerla mierda.
Paula se merece ser feliz, se merece una oportunidad, la felicidad y la vida se la tienen que dar, se la tienen que regalar. Y yo sé que todo empieza con este hijo de puta lejos de ella, de su mamá,  y de su hermana.
Estaba acostado en su cama, abrazando su almohada, y sintiendo su perfume. Lo único que era capaz de tranquilizarme, al menos un poco.

¿Dónde estás mi amor? ¿Cómo estás? Te juro que te voy a encontrar, te lo juro, te lo prometo.

Mientras hacía esto, recibí una llamada, por parte de ella, pero que me cortó a los poquísimos segundos…

Corrí a la habitación de Euge y salimos para la comisaria, quizás podían rastrear la llamada…

Cuenta Paula

Salte con la silla varios metros hacia adelante, siendo lo más disimulada posible, y haciéndolo lentamente, cada varios minutos, hasta que por fin llegue a mi cartera, era de noche, de noche cerrada. La segunda noche que pasaba allí, nadie estaba conmigo o dormían, busque el numero de Pedro, al último que había llamado y lo llame, le corte al instante, pero quizás podían rastrear la llamada, y saber dónde estaba….



2 comentarios:

  1. No me poder dejar asiiiiiiiiiiii! ojala que la encuentren! :(

    ResponderEliminar
  2. ayyy no lo podes dejar ahí,que la puedan rescatar a pau...

    ResponderEliminar