Valen-
Pau. ¿Puedo dormir con vos?
Paula- Sí mi amor. Veni. (Le dije abriendo las mantas de mi cama. Ella se
acostó al lado mío)
Valen- ¿Cuándo vamos a volver a jugar como antes? (Esas preguntas, o deseos de
Valen me partían al medio)
Paula- Pronto hermosa, te lo prometo. (Y la abracé contra mi pecho)
Valen- No estés triste Pau.
Paula- (Me sorprendía cada día más lo perceptiva que era, la conexión que
teníamos, porque yo para ella intentaba ser la misma de siempre, solo que un
poco enferma, tenía 7 años, no podía explicarle demasiado, para ella tenía una
gripe) Abrazame mi vida, tus abrazos me hacen bien. (Note que ella sonrió y me
abrazo) Nunca te olvides de que te amo Valen, nunca.
Valen- Nunca hermana, nunca. Yo también te amo. (La abracé aún más fuerte y
bese su frente, ella cerró sus ojitos y se acomodó para dormir, sin dejar de
abrazarme, y comenzó a acariciarme el pelo, una pequeña sonrisa se dibujó en mi
rostro y yo comencé a mimarla, acariciando su pelo también, hasta que se
durmió. Mamá se asomó, apoyándose sobre el umbral de la puerta y nos sonrió,
para acercarse luego a nosotras)
Eugenia- Llenate de las cosas lindas que tu hermana te hace sentir, empapate de
sentimientos lindos, carga energía mi amor. (Y beso mi frente)
Paula- Te quiero mami.
Eugenia- Yo te quiero más, las amo. (Me sonrió y se fue)
Y podía dejar ni de mirar ni de mimar a mi hermana. Era increíble lo que la
amaba, lo bien que me hacía sentirla cerca mío. En tan solo algunos minutos se
me pasaron por la mente miles de imágenes, la primera vez que la tuve en
brazos, cuando cambie sus pañales, cada vez que la bañe, que la hice dormir, cuando
comenzó a crecer, la primera vez que me dijo “Pau”… varias lágrimas recorrieron
mi rostro, tornando húmedas mis pálidas mejillas.
No podía dejarla sola, no me lo perdonaría, somos indispensables la una para la
otra. Nos amamos, con lo que somos. ¿Por qué? Porque no nos tocaron cosas
fáciles, y porque siempre encontré un refugio en su dulce sonrisa. Por ella
pediría ayuda, por mi vieja, por la gente que me quiere… por mí.
Me desperté bastante decidida de hacerlo. Me desperté con la necesidad de hablar,
de descargarme, de desahogarme.
“Pepe, perdón si molesto, pero tenes un rato… (Más que un rato) para mí?”
“No molestas Pau, y siempre tengo tiempo para vos. Cuando salgo del ensayo te
aviso…”
“Yo debería estar ensayando con vos…”
“No te des maquina con eso, no sirve de nada… Ya va a haber otra oportunidad de
que bailemos juntos, estoy seguro”
“Ojala Pepe!”
Estaba sola en casa y tenía hambre, demasiada. Corrí a la heladera y comencé a
comer todo lo que encontré, dulce de leche del pote, alfajores, un pedazo de
torta, helado, golosinas… comí hasta explotar, sin parar, pero no lo soporté y
una vez más corrí al baño, a vomitarlo todo.
¡No aguantaba más! Hacía dos horas que lo único que hacía era llorar, hasta que
por fin sonó mi celular.
“Ya estoy en mi casa, venís o voy?”
“Voy, en un rato llega mamá con Valen”
Con lo poco que tenía de fuerza salí de mi departamento y llegue al de Pedro.
Pedro- Pau… (Dijo algo preocupado y solo atino a abrazarme, una vez que cerró
la puerta)
Paula- No aguanto más Pedro, te juro que no aguanto más.
Pedro- ¿Qué no aguantas más?
Paula- Esta mierda que me pasa.
Cada vez me sentía peor, lloraba y temblaba, sentía que me tambaleaba.
Pedro- Tranquilizate un poco Pau.
Paula- No puedo…
Pedro- Veni… (Y caminamos juntos hasta el sillón, dónde me senté y él se agacho
frente a mí) ¿Queres un poco de agua?
Paula- Por favor.
Pedro- Ya te traigo, pero tranquilízate, por favor. (Beso mi mano y se fue)
Me sentía a punto de tirarme a un precipicio, moría de miedo, de nervios, tenía
pánico. Pánico que al saberlo se aleje de mí, me da mucha vergüenza lo que me
pasa, me da miedo de no poder salir nunca, y no puedo atar de por vida, a la
gente que me quiere, a lo que me pasa.
Pedro- Toma Pau. (Me dio el vaso y volvió a agacharse frente a mí, tomando mi
mano. Yo tome un poco y lo deje en una mesita que estaba al lado del sillón)
Tranquila.
Paula- Tengo mucho miedo.
Pedro- ¿De qué Pau? No entiendo.
Paula- (Suspire) Vine a contarte lo que me pasa, pero dame tiempo… no es fácil.
Pedro- Todo el tiempo que necesites, pero tranquilízate. ¿Sí? (Ahora entrelazo
mis dedos con los suyos)
Paula- ¿Me das un abrazo? (Él se sentó a mi lado, y sin decirme nada me abrazó
por el costado y yo apoye mi cabeza en su hombro) ¿Me prometes que lo que te
voy a contar no sale de estas cuatro paredes? No lo sabe nadie, y no me
preguntes por qué vine a buscarte a vos, pero siento que en vos puedo confiar.
Aunque me da miedo que cuando lo sepas te alejes de mí, no te quiero perder, te
convertiste en alguien muy importante en mi vida, y te quiero, de verdad.
Pedro- Te lo prometo, y también te prometo que pase lo que pase no me voy a
alejar de vos, quiero ayudarte, quiero verte bien.
Paula- Gracias Pepe.
Pedro- No tenes nada que agradecerme hermosa. (Beso mi frente y yo cerré mis
ojos, intentando tranquilizarme, al menos un poco)
Paula- No sé cómo empezar…
Pedro- Tranquilizándote un poco Pau. Acostate, veni.
Hizo que me acueste en el sillón, apoyando mi cabeza en sus piernas. Él comenzó
a acariciar mi pelo, peinándolo, sabía muy bien que eso me tranquilizaba. Yo
cerré mis ojos y suspire, intentando tranquilizarme.
Me sentía encerrada, en un lugar muy, muy pequeño, que me asfixiaba, que no me
dejaba hacer nada. Y la única forma de salir de allí era pedir ayuda, que
alguien me ayudara a salir de ahí, y la forma de pedirla era hablando,
confesando lo que me pasaba. Por eso
estaba decidida a hacerlo, no soporta más sola, aunque sé que lo único que va a
poder hacer es acompañarme (si quiere) porque acá todo depende de mí.
Paula- Pepe, voy al baño. (Le dije levantándome)
Pedro- Anda tranquila, como en tu casa.
Me levante y me fui al baño, entre y me mire al espejo, me daba asco. Estaba
tan demacrada, y sumándole todo lo que había llorado, sinceramente odiaba lo
que veía en mi reflejo.
Lave mi cara una y otra vez, con intenciones de mejorar un poco, pero era
imposible.
Me subí a la balanza y por primera vez el número me aterró, una sensación de
pánico, horrible, me invadió en todo el cuerpo. Respire hondo, intentando tomar
algo de fuerzas y volví a mirarme al espejo para repetirme una y otra vez “Vos
vales Paula, muchísimo. Y tenes que frenar con todo esto, vos podes, y te
mereces ser feliz”
Lave por última vez mi cara, la seque. Temblando pose mi mano en el picaporte
y abrí la puerta:
Era hora de pedir ayuda, definitivamente. Era el momento.
Me acerque a Pedro, sentándome su lado, él solo clavo sus ojos en los míos,
dándome esa confianza que siempre me brinda. Tomo mi mano fuerte y con su brazo
libre me abrazo por la cintura.
Pedro- Podes empezar por donde quieras, pero empeza, por favor, no soporto más
verte así.
Paula- (Suspire y apoye mi cabeza en su hombro, volviendo a la
posición de hace un rato) Me da mucha vergüenza.
Pedro- No Pau, no tengas vergüenza de lo que te pasa. Podes confiar en mí, y lo
sabes.
Paula- Por eso te lo quiero contar a vos, pero no encuentro la manera.
Pedro- Puedo interrogarte si queres, policía.
Paula- Sos un tarado. (Dije riéndome)
Pedro- Pero te hice reír.
Paula- (Levante mi cabeza y bese su mejilla) Gracias.
Pedro- Basta de agradecerme. (Volví a apoyar mi cabeza en su hombro, llorando
de nuevo) Hey… (Me abrazaste contra tu pecho y volviste a acariciar mi pelo)
Tranquila… Dale, descargarte, estoy seguro de que te va a hacer bien.
Paula- Pedro, yo… (Dije, o intente decir, porque tartamudeaba)
----------
Bueno, ya subí hoy pero Juliana estaba un poquito insoportable por leer. (va con amor eh, ajajaj) Na, todos comentan, y son lo más, asique acá hay otro capítulo ;) Espero que les guste!
no me podes dejar asi, mañana subi otro, por favor
ResponderEliminarmañana subo ;)
EliminarNo me podes dejar asiiiiiiiiiiiiiiiii, ya no puedo esperar el otro cap :')
ResponderEliminarmañana lo subo Sabri!
ResponderEliminaray me encanta la nove ! me quede con intriga !! hoy no duermoo !!( bueno si duermo ) pero me encanta la historia subi mas.
ResponderEliminar