Capítulo 8

Paula- (Me levante y me senté frente a él, él hizo lo mismo) Estoy enferma. (Dije suspirando, el primer paso estaba dado, él me miro con una cara extraña y tomo mi mano) Tengo… (Hice una pausa) Soy… (Suspire y él acarició mi mejilla) anoréxica. (Dije ahogándome en lágrimas y él lo único que hizo fue abrazarme, una vez más, haciéndome sentir contenida) Es un infierno Pedro.

Me sentía desahogada, liberada, aunque me sorprendí de mi misma, creí que nunca iba a poder hablarlo con alguien.

Pedro- Llora hermosa, descarga todo lo que necesites. Yo estoy con vos. (Me dijo abrazándome aún más fuerte, recostándose en el sillón y haciendo que yo quede recostada sobre su pecho) Te va hacer bien sacar todo afuera. (Y comenzó a acariciar mi pelo)

Raramente me sentía bien. ¿Sera por qué ya no estaba sola?

Un rato después, no sé cuánto, me separe, solo un poco de él y nos miramos a los ojos. Él seco mis lágrimas.

Paula- ¿Puedo contarte toda la historia? Ahora necesito hacerlo.
Pedro- ¿Cómo no vas a poder Pau?
Paula- (Suspire, intentado tomar fuerzas) Todo empezó hace un año y medio… cuando arranque a bailar en el estudio donde estamos ahora, los trajes no me iban, y pesaba 58 kilos. ¡No estaba gorda! Y encima mi couch, la de ese momento, vivía diciéndome que tenía que bajar de peso porque desentonaba con las demás bailarinas. Y cómo me había costado tanto llegar a entrar ahí, le hice caso… Empecé por una dieta, común… que se convirtió en empezar a saltear comidas, hasta que llegue a pasar días sin comer. Después, como desesperadamente y me hago vomitar. (Y ya no podía más, era imposible contener la angustia que sentía. Respire hondo, para tranquilizarme, al menos un poco, y poder seguir) Me veo gorda, y sé que estoy demacrada por el poco peso que tengo, y aun así mi cabeza me dice que estoy gorda. Es como una contradicción… mi cuerpo necesita comer, porque te juro que ya no tengo fuerzas para nada, y mi mente no me deja… o me hace vomitar.  Es imposible controlarme. Tiro la comida, la escondo… o la vomito. Ya no tengo ganas de vivir, ni fuerzas para hacerlo. No me miro al espejo y me baño a oscuras para no verme. (Y ya casi no podía seguir hablando) Es horrible vivir así, no aguanto más.
Pedro- (La expresión de su cara era de sorpresa y compasión) Me sorprendes muchísimo Pau. ¿Nadie más lo sabe?
Paula- (Negué con mi cabeza) Perdón por recurrir a vos… pero, a mamá no quería cargarla con algo más, Zai está en Estados Unidos desfilando y….
Pedro- No me pidas perdón. Yo te dije que podías confiar en mí. Y estoy con vos hermosa, te voy a ayudar.
Paula- Gracias. (Dije casi ahogada en lágrimas) Tengo mucho miedo Pedro… Anoche tuve miedo de perderlo todo, y eso me hizo reaccionar. Pero sola, te juro que no puedo.
Pedro- No estás sola, yo estoy con vos. (Tomaste mi mano, entrelazando mis dedos con los tuyos) ¿Fuiste al médico? (Negué con mi cabeza) ¿Queres que vayamos? Supongo que es lo primero.
Paula- Me da pánico Pedro.
Pedro- Vas a estar bien, te lo prometo.
Paula- Contagiame esa paz que tenes. Por favor.
Y él volvió a abrazarme, haciendo que quede recostada sobre su pecho.
Paula- Gracias.
Pedro- Sh… (Corriste el pelo de mi cara) Te quiero mucho. ¿Sabes?
Paula- Yo también, muchísimo Pepe.
Y así nos quedamos, abrazados, en silencio. Él me mimaba y yo intentaba serenarme.
Él me hacía sentir contenida, me hacía sentir que no estaba sola. Que estaba acompañada.
Paula- Pepe.
Pedro- ¿Qué?
Paula- (me levante para poder mirarlo a los ojos) ¿De verdad queres ayudarme? ¿Estás seguro de que lo queres hacer? Porque yo no quiero ser una carga para vos, no nos conocemos hace tanto tiempo como para…
Pedro- (Me interrumpiste, posando tu dedo índice en mis labios) Estoy muy seguro de que quiero hacerlo Pau…. Y capaz no es el momento, pero necesito decírtelo, para que te sientas segura de que voy a estar con vos… Pase lo que pase.

Y por un momento, se me paró el corazón. ¿Sentirá lo mismo que yo por él?

Pedro- Pau… me pasan cosas, y muy lindas, con vos. (Y una sonrisa se dibujó en mi rostro) Me gustas, mucho… y creo que me estoy enamorando de vos.
Paula- (Creo que después de mucho tiempo mis mejillas se tornaron rojizas y mi corazón volvió a latir con ganas) a mí también me pasan cosas con vos Pepe, desde la primera vez que cruzamos miradas. (Sonreí y volvimos a abrazarnos, como estábamos antes) Me haces muy bien.
Pedro- Y vos a mí. (Acarició mi espalda) Y sé que quizás no es el momento de empezar nada, pero necesitaba que lo sepas. Y me hace muy feliz saber que a vos te pasa lo mismo.
Paula- Te quiero mucho.
Pedro- Yo más bonita. (Me respondió y beso mi frente)

Aunque la angustia no desaparecía una especie de alegría me invadió al poder confirmar que mi amor hacia él era correspondido, que era reciproco.
Por unos segundos me olvidé de todo lo que me pasaba, de por qué estaba llorando así y comencé a imaginarme el sabor de sus labios, de sus besos. ¿Cómo serían?  Sentí que una leve sonrisa se dibujó en mis rostros, y sentí que él también sonrió.
Pasamos otro rato así, en silencio y abrazados.

Pedro- ¿Hace cuánto que no comes?
Paula- Días…
Pedro- (Acariciaste mi pelo) ¿No queres comer algo? ¿Un poquito?
Paula- Te soy sincera, lo comería y correría a vomitarlo.
Pedro- Pau, necesitas ayuda profesional.
Paula- Supongo…
Pedro- Yo te acompaño si queres, al menos al psicólogo, si no te animas a un médico clínico para saber cómo estás.
Paula- Ya sé cómo estoy, hecha mierda, anémica.
Pedro- Yo no te voy a obligar a hacer nada, pero si queres ir o hacer algo, contas conmigo.
Paula- (Sonreí levemente) Gracias Pepe.
Pedro- Deja de agradecerme. Lo hago porque te quiero, ya te lo dije. (Nos sonreímos y volvimos a abrazarnos)

Me sentía aliviada, saliendo, de a poco, de aquel lugar que me encerraba, que me asfixiaba.

Valen- Pau, hice galletitas con mamá. ¿Queres? (Me dijo mientras entraba al departamento)
Eugenia- ¿A dónde estabas Pau? Me alegra que hayas salido un poco.
Paula- En lo de Pepe. (Le respondí a mamá) Me baño y comemos juntas. ¿Queres Valen?
Valen- Sí… (Sonrió y yo bese su mejilla)

Me bañe, volviendo a llorar bajo la ducha, disimulando mis lágrimas con el agua de aquella. Aunque no sé de quién las estaba disimulando, si la angustia puedo sentirla, constantemente.
Decidí no detenerme a mirarme ni nada parecido, necesitaba tranquilizarme un poco, despejarme.
Salí del baño, rumbo al living donde estaban mamá y Valen.

Valen- (Se sentó a mi lado, abrazándome) Probalas Pau.
Paula- A ver… (La abracé también y probé una galletita, volviendo a ingerir algo sólido después de días, interminables días) Están muy ricas Valen. (Ella sonrió y yo termine la galletita)
Eugenia- ¿Mate?
Paula- Dale ma. (Me cebo un mate y lo tome. Valen agarró dos galletitas y me ofreció otra, no pude negársela y me la comí. Hubiese sido capaz de ir a vomitarlas, pero preferí quedarme mimando a mi hermana… No sé muy bien cómo empezar, sé que no es de un día para el otro, y que quizás esto no signifique nada, pero necesito comenzar un cambio)

“Hermosa, cómo estás? Un poco mejor?”
“Un poco… Gracias, no quiero sonar reiterativa, pero gracias. De verdad!”
“ Basta Paula! Me alegro de que estés mejor. Cualquier cosa que necesites me avisas…”
“Gracias ;) jajaja! Te quiero Pepe!”
“Yo también te quiero Pau”
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Hola mundooo! Acá lo que muchos esperaban! (Joa, los tratos son tratos, jajaja) Espero que les guste, me costó bastante escribirlo... y tenganme paciencia para el próximo porque estoy en cero, asique no creo que hoy haya otro ;/ Gracias una vez más por todos los comentarios, y ya saben, si quieren que les pase la novela, me avisan en @paulashines o en un comentario acá! Beso.