Paula- Pepe. ¿Mate?
Pedro- Bueno, dale.
Paula- (Lo prepare, llenando de yerba el mate) ¿Dulce o amargo?
Pedro- Como lo tomes vos, me da igual.
Paula- Amargo… (Cebe y me tome el primero, para darle el segundo a él y comenzó a sonar Ciudad Mágica de Tan Biónica en la radio, y comenzamos a cantarla ambos, descontracturando un poco el viaje, porque después de haber escuchado aquellas canciones, hasta que le ofrecí mate habíamos estado largo rato en silencio)
Llegamos cerca de las cuatro de la mañana a Mar del Plata, dejamos los bolsos en el departamento y Pepe agarro unas lonas.
Pedro- ¿Vamos a ver el amanecer a la playa?
Paula- Ai, sí. Qué lindo.
Pedro- Dale, vamos. Llevate un abrigo porque va a estar fresquito, y cae mucho rocío.
En la playa, caminábamos y me tomo de la mano, entrelazando mis dedos con los suyos. Yo simplemente lo mire y le sonreí.
Pepe puso la lona sobre uno de los médanos y se sentó allí, con las piernas cruzadas, apoyándose contra otro médano más alto.
Pedro- Veni Pau. (Yo me senté sobre sus piernas y me abrazo por la cintura, posando sus manos en mi panza) ¿Tenes frío?
Paula- Un poco, pero estoy bien. (Me recosté sobre él, posando mi cabeza en su hombro) Me da mucha paz estar acá, así… y con vos. (Beso mi frente y nos quedamos allí, en silencio y mimándonos. Observando el hermoso paisaje que estaba frente a nosotros)
No sé cuánto tiempo fue, y tampoco me interesa… pero fue hermoso, logre olvidarme de todo, al menos por un rato y solo sentir algo lindo. Amor.
Sentir su piel acariciando la mía, su respiración a la par de la mía, lograr sentir los latidos de su corazón. Estar sentada sobre él, abrazados, mirando el amanecer… me daban ganas de seguir viviendo, por él, por eso. Para ser feliz, con él.
Quizás se puede pensar que es todo muy apresurado como para proyectar mi vida entera con él, pero siento que hay algo que nos une, algo más allá de todo.
Pedro- Bueno, dale.
Paula- (Lo prepare, llenando de yerba el mate) ¿Dulce o amargo?
Pedro- Como lo tomes vos, me da igual.
Paula- Amargo… (Cebe y me tome el primero, para darle el segundo a él y comenzó a sonar Ciudad Mágica de Tan Biónica en la radio, y comenzamos a cantarla ambos, descontracturando un poco el viaje, porque después de haber escuchado aquellas canciones, hasta que le ofrecí mate habíamos estado largo rato en silencio)
Llegamos cerca de las cuatro de la mañana a Mar del Plata, dejamos los bolsos en el departamento y Pepe agarro unas lonas.
Pedro- ¿Vamos a ver el amanecer a la playa?
Paula- Ai, sí. Qué lindo.
Pedro- Dale, vamos. Llevate un abrigo porque va a estar fresquito, y cae mucho rocío.
En la playa, caminábamos y me tomo de la mano, entrelazando mis dedos con los suyos. Yo simplemente lo mire y le sonreí.
Pepe puso la lona sobre uno de los médanos y se sentó allí, con las piernas cruzadas, apoyándose contra otro médano más alto.
Pedro- Veni Pau. (Yo me senté sobre sus piernas y me abrazo por la cintura, posando sus manos en mi panza) ¿Tenes frío?
Paula- Un poco, pero estoy bien. (Me recosté sobre él, posando mi cabeza en su hombro) Me da mucha paz estar acá, así… y con vos. (Beso mi frente y nos quedamos allí, en silencio y mimándonos. Observando el hermoso paisaje que estaba frente a nosotros)
No sé cuánto tiempo fue, y tampoco me interesa… pero fue hermoso, logre olvidarme de todo, al menos por un rato y solo sentir algo lindo. Amor.
Sentir su piel acariciando la mía, su respiración a la par de la mía, lograr sentir los latidos de su corazón. Estar sentada sobre él, abrazados, mirando el amanecer… me daban ganas de seguir viviendo, por él, por eso. Para ser feliz, con él.
Quizás se puede pensar que es todo muy apresurado como para proyectar mi vida entera con él, pero siento que hay algo que nos une, algo más allá de todo.
Pedro- ¿Queres que vayamos a dormir? Tenes
una carita.
Paula- La verdad es que me siento muy bien acá, en paz.
Pedro- Podes dormir acá si queres.
Paula- Me da cosa…
Pedro- No pasa nada, además no tenemos nada para que nos roben ni siquiera. Es hermoso dormir en la playa.
Paula- Si vos decís.
Pedro- Yo digo, además te hace bien estar en paz.
Paula- Es por vos.
Pedro- (Sonrió) Vinimos para eso Pau, quiero verte bien.
Paula- (Acaricie su mejilla) Sos increíble Pepe.
Pedro- Vos sos increíble, vos me hiciste sonreír después de mucho tiempo. Nunca te lo dije, pero yo la venía pasando mal, muy mal, por todo lo de mi vieja, no lo podía superar, y vos hiciste que vuelva a sonreír, me hiciste bien, me haces bien. Y por eso quiero devolverte eso tan lindo que vos me diste a mí. Me diste vuelta el mundo en un segundo Pau, esa vez que cruzamos miradas por primera vez.
Paula- (Tenía los ojos llenos de lágrimas) No me tenes que devolver nada Pepe.
Pedro- Quiero hacerlo Pau. Siento algo muy lindo y muy especial por vos, y quiero que eso crezca, que eso nos una, cada día más. Obvio que si vos queres, Y para que eso pase quiero que los dos estemos bien, así podemos disfrutarlo. (Secaste mis lágrimas) No llores.
Paula- Soy muy sensible. (Reímos) Siento que hay algo muy fuerte que nos une Pepe, y vos me haces muy bien… Y ahora me entero que yo te hago bien a vos, y eso también me hace bien. (Hice una pausa) Obvio que quiero que empecemos algo. Yo te quiero de verdad Pepe.
Pedro- Yo también te quiero de verdad hermosa.
Y sin decir más nada, volvimos a abrazarnos, como hacía un rato… y a seguir observando el amanecer.
Pedro- (Después de un rato) Dormí si queres Pau…
Paula- ¿Y vos? Vamos a dormir al departamento.
Pedro- Nos acostamos los dos acá…
Más tarde, no sé cuánto tiempo, pero supongo que habían pasado varias horas.
Me desperté en sus brazos e inevitablemente sonreí, mirándolo. Él hizo lo mismo.
Pedro- Hola linda.
Paula- Hola… Es muy lindo despertarse así. (Dije timida. Muy timida)
Pedro- Muy lindo. (Acomodo mi pelo, ya que estaba muy desordenado por el viento) ¿Queres que vayamos a buscar el mate y volvemos para acá?
Paula- ¿Qué hora es?
Pedro- Las dos de la tarde, podemos pasar el día acá y a la noche hacemos algo… no sé qué todavía. (Reímos)
Paula- Me gusta la idea.
Nos levantamos y nos dirigimos al departamento que estaba en frente a la playa, y llevamos las cosas necesarias para pasar el día allí. Incluida una carpa.
Preparamos el mate, y nos sentamos en una lonita para nuestro almuerzo improvisado, y fuera de horario. (Su almuerzo)
Pedro- ¿Queres? (Dijo ofreciéndome galletitas y yo no sabía que responderle) Las dejo acá, si queres… agarra. (Las apoyo en la lona y yo solo sonreí) Contame algo de vos que no sepa.
Paula- ¿Cómo por ejemplo?
Pedro- La cicatriz de tu cara…
Paula- Bailando, me caí y me choque contra una mesita que había en el estudio. Me caí de arriba de un truco, de la estrella.
Pedro- La sacaste barata entonces…
Paula- ¿Vos decís? Casi me saco el ojo.
Pedro- Pero tenes los dos todavía. (Reímos)
Paula- Ahora contame algo de vos…
Pedro- Mmm… ¿Mi familia? Vos no la conoces. (Yo negué con mi cabeza) Mi viejo, y cuatro hermanos. Caro, Lu, Sonia y Fede. Yo soy el menor.
Paula- Nene mimado.
Pedro- Algo así. (Volvimos a reír)
Aquella charla se convirtió en una llena de anécdotas de nuestra infancia y de cómo habíamos arrancado en el mundo de la danza.
Esa noche…
Pedro- Propongo noche de pelis y helado. ¿Te va?
Paula- Me re va. ¿Trajiste pelis?
Pedro- Algunas. ¿Vamos a comprar el helado?
Paula- Dale, pero…
Pedro- Comes lo que tengas ganas Pau. No quiero que te sientas presionada por mí, no podes empezar a comer de golpe, vas a tener que arrancar de a poquito.
Paula- Gracias.
Pedro- Basta de agradecer. Dale, vamos. Hay una heladería acá a la vuelta.
Fuimos a comprar el helado y volvimos al departamento.
Viernes a la noche, noche de lluvia. Tormenta.
Paula- La verdad es que me siento muy bien acá, en paz.
Pedro- Podes dormir acá si queres.
Paula- Me da cosa…
Pedro- No pasa nada, además no tenemos nada para que nos roben ni siquiera. Es hermoso dormir en la playa.
Paula- Si vos decís.
Pedro- Yo digo, además te hace bien estar en paz.
Paula- Es por vos.
Pedro- (Sonrió) Vinimos para eso Pau, quiero verte bien.
Paula- (Acaricie su mejilla) Sos increíble Pepe.
Pedro- Vos sos increíble, vos me hiciste sonreír después de mucho tiempo. Nunca te lo dije, pero yo la venía pasando mal, muy mal, por todo lo de mi vieja, no lo podía superar, y vos hiciste que vuelva a sonreír, me hiciste bien, me haces bien. Y por eso quiero devolverte eso tan lindo que vos me diste a mí. Me diste vuelta el mundo en un segundo Pau, esa vez que cruzamos miradas por primera vez.
Paula- (Tenía los ojos llenos de lágrimas) No me tenes que devolver nada Pepe.
Pedro- Quiero hacerlo Pau. Siento algo muy lindo y muy especial por vos, y quiero que eso crezca, que eso nos una, cada día más. Obvio que si vos queres, Y para que eso pase quiero que los dos estemos bien, así podemos disfrutarlo. (Secaste mis lágrimas) No llores.
Paula- Soy muy sensible. (Reímos) Siento que hay algo muy fuerte que nos une Pepe, y vos me haces muy bien… Y ahora me entero que yo te hago bien a vos, y eso también me hace bien. (Hice una pausa) Obvio que quiero que empecemos algo. Yo te quiero de verdad Pepe.
Pedro- Yo también te quiero de verdad hermosa.
Y sin decir más nada, volvimos a abrazarnos, como hacía un rato… y a seguir observando el amanecer.
Pedro- (Después de un rato) Dormí si queres Pau…
Paula- ¿Y vos? Vamos a dormir al departamento.
Pedro- Nos acostamos los dos acá…
Más tarde, no sé cuánto tiempo, pero supongo que habían pasado varias horas.
Me desperté en sus brazos e inevitablemente sonreí, mirándolo. Él hizo lo mismo.
Pedro- Hola linda.
Paula- Hola… Es muy lindo despertarse así. (Dije timida. Muy timida)
Pedro- Muy lindo. (Acomodo mi pelo, ya que estaba muy desordenado por el viento) ¿Queres que vayamos a buscar el mate y volvemos para acá?
Paula- ¿Qué hora es?
Pedro- Las dos de la tarde, podemos pasar el día acá y a la noche hacemos algo… no sé qué todavía. (Reímos)
Paula- Me gusta la idea.
Nos levantamos y nos dirigimos al departamento que estaba en frente a la playa, y llevamos las cosas necesarias para pasar el día allí. Incluida una carpa.
Preparamos el mate, y nos sentamos en una lonita para nuestro almuerzo improvisado, y fuera de horario. (Su almuerzo)
Pedro- ¿Queres? (Dijo ofreciéndome galletitas y yo no sabía que responderle) Las dejo acá, si queres… agarra. (Las apoyo en la lona y yo solo sonreí) Contame algo de vos que no sepa.
Paula- ¿Cómo por ejemplo?
Pedro- La cicatriz de tu cara…
Paula- Bailando, me caí y me choque contra una mesita que había en el estudio. Me caí de arriba de un truco, de la estrella.
Pedro- La sacaste barata entonces…
Paula- ¿Vos decís? Casi me saco el ojo.
Pedro- Pero tenes los dos todavía. (Reímos)
Paula- Ahora contame algo de vos…
Pedro- Mmm… ¿Mi familia? Vos no la conoces. (Yo negué con mi cabeza) Mi viejo, y cuatro hermanos. Caro, Lu, Sonia y Fede. Yo soy el menor.
Paula- Nene mimado.
Pedro- Algo así. (Volvimos a reír)
Aquella charla se convirtió en una llena de anécdotas de nuestra infancia y de cómo habíamos arrancado en el mundo de la danza.
Esa noche…
Pedro- Propongo noche de pelis y helado. ¿Te va?
Paula- Me re va. ¿Trajiste pelis?
Pedro- Algunas. ¿Vamos a comprar el helado?
Paula- Dale, pero…
Pedro- Comes lo que tengas ganas Pau. No quiero que te sientas presionada por mí, no podes empezar a comer de golpe, vas a tener que arrancar de a poquito.
Paula- Gracias.
Pedro- Basta de agradecer. Dale, vamos. Hay una heladería acá a la vuelta.
Fuimos a comprar el helado y volvimos al departamento.
Viernes a la noche, noche de lluvia. Tormenta.
Mientras Pepe preparaba una picada, sonó mi celular. Era mamá.
Eugenia- Hola Pau. Perdón si interrumpo algo, pero Valen está insoportable.
Paula- (Rei) Quedate tranqui que no interrumpís nada. Pasamela.
Valen- Hola Pau.
Paula- Hola mi amor. ¿Cómo estás?
Valen- Bien, pero quería hablar con vos y mamá no me dejaba.
Paula- Pero ahora estamos hablando Valen. ¿Cómo te fue en la prueba de hoy?
Valen- Re bien, por lo que me explicaste vos.
Paula- ¡Me alegro hermosa!
Pasamos un rato charlando y cortamos.
“Mujer bonita” y picada. En el sillón.
Hice el esfuerzo de comer algo y cada vez que lo hacía él me sonreía.
“Como si fuera la primera vez” y helado.
Lo mismo que antes, aunque comía porque estaba con él y no quería ponerme mal. Solo por eso.
Más tarde, él estaba en el baño y yo miraba por la ventana. Siempre me dio paz ver la lluvia caer, siempre me tranquilizaba.
Pedro- (Sentí que me abrazo por la espalda) ¿Qué haces?
Paula- Miro la lluvia, siempre ame hacerlo.
Pedro- Es hermoso, y más verla sobre la playa, sobre el mar.
Paula- Hermoso. Y me llena de paz, me tranquiliza.
Esa noche, ya entrada la madrugada él dormía en la cama de la cocina y yo en la habitación.
“Dormía” no podía conciliar el sueño ni en joda.
Una angustia repentina me invadió. ¿Por qué? Por lo de siempre, sentía la necesidad de vomitar lo poco que había comido, y eso es lo que hice.
Por eso estaba llorando así, como cada vez que lo hacía. Me dirigí a la cocina a buscarme un poco de agua, y él estaba despierto.
--------
Hola, estoy de mal humor, necesito volverme a mi casa.
Acá esta el cap de hoy. Gracias de nuevo por todo lo que me dicen ;)
AMO tu novela...muy linda
ResponderEliminarQue lindo el capitulo, una novela re distinta al resto, me encanta! besos :)
ResponderEliminarojala pau pueda superar su enfermedad con ayuda de pepe!!!me encanta la nove,seguí subiendo...
ResponderEliminar