martes, 19 de marzo de 2013

Capítulo 93


Cuenta Pedro

Nuevamente en aquel departamento, en soledad (Más que nunca), deje todo así como estaba y me deje caer en el sillón (Luego de quitar la sabana que lo cubría), quedándome dormido al instante.

Me desperté más tarde, porque mi celular no dejaba de sonar. Luego de atender, y evitar a quienes podía, comencé a ordenar y limpiar, hacía muchísimo tiempo que nadie abría este lugar.
Polvo, mugre, olor a encierro…

Caminar por la playa, sintiendo el agua rosando nuestros pies y nosotros abrazados, disfrutar del amanecer junto a ella, dormirme con ella acostaba sobre mi pecho, sintiendo su respiración a la par de la mía, compartir una coreografía con ella, abrazarla cada vez que lloraba, que lo necesitaba. Acompañarla. Hacernos cosquillas, con la enana incluida. La noche en el barco. Cada noche a su lado.
Serían todas cosas que extrañaría, pero por sobre todo, la extrañaría a ella, su sonrisa, sus ojos, su mirada penetrante, pero llena de amor. El sonido de su risa, que tanto amo, sus lágrimas. Sus pedidos desesperados de un abrazo, o abrazarla sorprendiéndola. Sus labios, sus besos. Sus mimos. Su presencia, tenerla a mi lado.

Suspire, secando mis lágrimas y me levante de la cama, en donde estaba para irme a bañar y comenzar a organizar mi noche. Necesitaba salir, olvidarme un poco de todo.
Salí de compras, algo de comida, porque la alacena estaba más que vacía, y algunas botellas de bebida alcohólica para aquella noche, y un atado de cigarrillos. Hacía muchísimo que no fumaba ni tomaba, porque lo hacía cada vez que la situación y la angustia me superaban (Como ahora)

Eran recién las ocho de la noche, y me pedí una pizza y la comí casi completa, simplemente por la necesidad de que el tiempo pase y mantenerme ocupado.
Película de amor en el canal que estaba puesto en la tele, cambiar de canal antes de ni ver un segundo, por suerte, en el canal siguiente había una de acción, a la cual, sinceramente no le estaba prestando atención, pero la dejaría para no estar en silencio.

Salir solo era la única opción que tenía, ya que era jueves, gracias que conocía un boliche que abría aquellos días.
No sé cuánto tome, creo que una cerveza entera, algunos fernet con Coca, y me había fumado un atado de cigarrillos, sin dejar de llorar.
Pensándola y recordándola en cada trago, en cada inhalación de humo.

Así como estaba (Vaya a saber uno en qué estado) salí, rumbo a aquel boliche, ingrese súper abombado, confundido, aturdido.
Tambaleándome, mareado (El alcohol claramente ya había accionado contra mi cuerpo) me acerque  a la barra, donde me pedí otro trago.
Miraba hacía todos lados, lleno de minas, pero ninguna me atraía, a todas les encontraba algo de Paula, el pelo, los ojos, la boca, el cuerpo, la altura, las piernas, o lo que sea.

Se me acercó, una chica que para el target de las chicas que había allí, podría ser incluida dentro de las no regaladas, o no gatos. (Creo) ‘¿Penas de amor?’ Escuche que preguntó.

Pedro- ¿Tanto se me nota? (Pregunte riendo, pero con angustia)
Flor- Estamos acá por lo mismo, Florencia.
Pedro- Pedro. (Se sentó a mi lado y pidió un trago)
Flor- ¿Te molesta que te haga compañía?
Pedro- No… Tranquila.
Flor- ¿Te dejaron?
Pedro- Sí… ¿A vos?
Flor- También… (Reímos y ella chocó su copa con la mía) Por el despecho. (Reímos y tomamos un trago)
Pedro- Igual… Te veo mejor que a mí.
Flor- No te creas. Ya se me pasó el efecto del alcohol a mí.
Pedro- El mío está a flor de piel.
Flor- Bueno, no te preocupes. No estás solo.
Pedro- ¿No?
Flor- Y… No. A menos que yo sea invisible.
Pedro- (Reí) Sumarle a tu estado de ánimo un borracho deprimido no creo que sea lo mejor que puede pasarte.
Flor- Capaz nos podemos contener entre sí. ¿No te parece?
Pedro- Sí vos decís…

Y por primera vez, la mire en serio a los ojos, y en ellos encontré el reflejo de Paula. Maldito su recuerdo, que no me dejaba en paz un segundo, y por eso, le seguí la corriente.

Pedro- ¿Bailamos?
Flor- Bueno, dale.

Nos acercamos a la pista, y comenzamos a bailar, sin dejar de reír, ni llorar. Sinceramente nuestro estado daba pena.

Flor- Veni… (Me tomo de la mano y me llevo afuera)
Pedro- ¿A dónde vamos?
Flor- A un lugar más privado.
Pedro- ¡No nena! ¡Vos estás loca!
Flor- Dale Pedro, un rato de diversión nos va a hacer bien.
Pedro- No Florencia.
Flor- Sí nene, dale. (Me tomo bruscamente de su brazo y me metió en su camioneta) ¿Me vas a decir que no te caliento?
Pedro- No, no es eso.
Flor- ¿Y entonces? Vos estás soltero, yo también. (Y me beso, tirándose sobre mí) Me volves loca. (Mordió su labio y volvió a besarme, y yo, como todo hombre en su naturaleza, y soltero, me deje llevar por la situación)

¿Qué había hecho? ¿Qué carajo había hecho? Sí, ya sé que soy libre, porque me dejo, solo y hecho mierda como a un perro, pero había ido tremendamente contra mis principios, había ido en contra de lo que sentía, aunque, lo hecho, hecho está, y ya no puedo cambiarlo.

Al día siguiente, me desperté con una resaca tremenda y luego de hacerme un café sumamente cargado, revise mi celular.

‘Gracias por la noche Pedrito, la pase muy bien… Flor’

¿Y en qué momento yo le había pasado mi número de teléfono a esta minita? Suspire y me fui a bañar, sin responderle.

De nuevo en Mármol. Como si el último año y medio de mi vida no hubiese existido.
Dolía, y muchísimo, caer en la realidad. Dolía darse cuenta de que Paula no volvería  a buscarme, y que yo tampoco lo haría, porque ya no puedo soportar más estas cosas.
Era hora de comenzar a olvidarla. ¿A quién puedo engañar? ¡Es imposible de olvidarme de ella!

Procuro olvidarte, siguiendo la ruta de un pájaro herido. Procuro alejarme, de aquellos lugares donde nos quisimos. Me enredo en amores, sin ganas ni fuerzas por ver si te olvido. Y llega la noche y de nuevo comprendo que te necesito.
Procuro olvidarte, haciendo en el da mil cosas distintas Procuro olvidarte, pisando y contando las hojas caídas. Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida y al ver nuestra casa tan sola y callada no sé lo que haría... 
Lo que haría... Por qué estuvieras tú, porque siguieras tú conmigo. Lo que haría... por no sentirme así, por no vivir así... perdido...’


Olvidarte Paula, olvidarte. Borrarte de mi mente, de mi vida. Arrancarte de mi corazón…


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Hola, se agradece que no me maten. Van a ver que finalmente todo va a tener un por qué.

1 comentario:

  1. hay te quiero mataar jajaja na mentira genial el capitulo! jaj subi mas y que vuelvan ! jajja

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