No sé cuánto tiempo pasó, pero nuestras miradas no se desconectaban,
como nuestras sonrisas no se borraban, ni las lágrimas cesaban.
Lo que sentía era realmente increíble, indescriptible. Necesitaba
abrazarla, sentirla. Más que nunca. Y me decidí a hacerlo, espere demasiado
tiempo tenerla en frente mío, no iba a desaprovechar la oportunidad, pero
cuando emprendí camino hacía donde estaba, ella salió corriendo. Quién sabe a
dónde.
-
Lo vi, era él. Él. Pedro Alfonso. Y no estaba preparada para encarar una
charla con él, definitivamente no lo estaba.
En la burbuja de felicidad en la que me había encerrado desde el segundo en el que conectamos las miradas hasta que caí en la realidad fue de las más hermosas de mi vida. Ya no recordaba lo hermoso que era sentirse así, pero no, no podía volver a verlo, a hablar. No podía. No sabía que decirle. Cómo reaccionar.
Salí corriendo, como una nena, para adentro. Subí tres pisos, cuatro y me encerré en un salón que estaba vacío, dejándome caer en el suelo, llorando.
-
No Paula, no. Necesito hablar con vos, existen demasiadas cosas inconclusas en nuestra historia como para dejar pasar esta oportunidad.
Me mande, al estudio, nadie me dijo nada, asique comencé a buscarla y a preguntar por ella. Nadie la había visto. Genial Pedro. Genial. Eso te pasa por lento Pedro. ¡Cómo siempre!
Entre en un salón, vacío y me deje caer en el suelo. Llorando.
-
En la burbuja de felicidad en la que me había encerrado desde el segundo en el que conectamos las miradas hasta que caí en la realidad fue de las más hermosas de mi vida. Ya no recordaba lo hermoso que era sentirse así, pero no, no podía volver a verlo, a hablar. No podía. No sabía que decirle. Cómo reaccionar.
Salí corriendo, como una nena, para adentro. Subí tres pisos, cuatro y me encerré en un salón que estaba vacío, dejándome caer en el suelo, llorando.
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No Paula, no. Necesito hablar con vos, existen demasiadas cosas inconclusas en nuestra historia como para dejar pasar esta oportunidad.
Me mande, al estudio, nadie me dijo nada, asique comencé a buscarla y a preguntar por ella. Nadie la había visto. Genial Pedro. Genial. Eso te pasa por lento Pedro. ¡Cómo siempre!
Entre en un salón, vacío y me deje caer en el suelo. Llorando.
-
Lo que no sabían, ninguno de
los dos, era que por más que se sintieran a kilómetros solo los separaba una
pared, cuando hasta ayer, los separaba un enorme océano.
-
Encontré una ventana en aquel salón, que sinceramente me intrigo a donde daba. La abrí y la vi, a ella. Llorando, sentada contra la pared, abrazando sus piernas y escondiendo su cara entre sus rodillas.
Pedro- Pau… (Musite y ella no respondió) Pau... Paula. (Suspire, ya que seguía sin tener respuesta. Solo negó con su cabeza) ¿No qué?
Paula- ¿Qué haces acá? (Preguntó sin mirarme)
Pedro- Vine al seminario.
Paula- ¿Sabías que era yo la profesora?
Pedro- Te juro que no, pero no te puedo negar que vine con la ilusión de encontrarte.
Paula- ¿Y para qué me querías encontrar?
Pedro- Eso no te lo puedo decir sin que me mires a los ojos.
Paula- No puedo hacerlo.
Pedro- ¿Por qué?
Paula- Porque no puedo. Porque… (Suspiro, haciendo una pausa)
Pedro- ¿No me queres ver?
Paula- No, no es eso.
Pedro- ¿Y entonces? ¿No podemos afrontar esta situación como los adultos que somos? Creo que debes haber cambiado y madurado como yo. ¿No?
Paula- Supongo.
Pedro- Por favor. Si no hubiese sido por la ilusión de volverte a ver, te juro que no hubiese venido. (Ella se levantó y quise creer que para venir hacía donde yo estaba, y así lo hizo. Entro cabizbaja y nos abrazamos, sin que nos importe nada)
-
No sé qué estaba haciendo, pero estaba de nuevo en sus brazos. En mi lugar. Y así, estuvimos, largos minutos abrazados, llorando.
Por un lado sentía que estar tan abrazada a él después de todo lo que pasó era un abuso, pero por otro si me separaba no sabía que decir.
Paula- (Me separe de él y camine en dirección al centro del salón) No puedo creer que estés acá.
Pedro- Y yo no puedo creer estar acá, y menos con vos.
Paula- ¿A qué viniste? (Pregunte, sentándome en el suelo, contra la pared)
Pedro- A buscarte. (Se sentó frente a mí)
Paula- Ai, no, para. No estoy preparada para hablar. Ni siquiera entiendo que hago acá, con vos.
Pedro- ¿No te parece que nuestra historia quedo inconclusa?
Paula- No, no sé. Vos pudiste rehacer tu vida, eso es porque pudiste concluir nuestra historia.
Pedro- ¿Y de dónde sacaste eso?
Paula- Mmm… Facebook. Tu hijo es hermoso.
Pedro- Es hermoso. Muy. (Sonrió) Pero no te creas que por eso re hice mi vida eh. Es una historia muy larga, pero nunca fui pareja de su mamá. (Lo mire desconcertada) ¿Qué te parece si vamos a mi casa a almorzar? Como dos personas adultas, a hablar.
Paula- Mmm… No sé Pedro. Yo hay muchas cosas que todavía no pude cerrar, y no sé cómo puedo llegar a reaccionar.
Pedro- Yo tampoco pude cerrar, absolutamente nada. Nos debemos una charla. ¿No te parece?
Paula- (Suspire) Mira que sigo siendo la misma sensible y llorona eh.
Pedro- No me había dado cuenta eh. (Reímos y él se levantó, dándome la mano para que me levante, y así lo hice) A pesar de todo, te juro que estoy feliz de haberte encontrado. (Yo solo sonreí y salí del estudio. Él me siguió)
Paula- ¿A dónde estás?
Pedro- Emm… (Leyó la dirección de su celular) ¿Sabes dónde es?
Paula- Sí… Dejame que primero hablo con Valen.
Pedro- Valen… Debe estar enorme.
Paula- Es una mujer. No quiero que crezca más. (Reímos y le escribí un mensaje, porque pediría detalles que delante de él, claramente, no podía dar)
Encontré una ventana en aquel salón, que sinceramente me intrigo a donde daba. La abrí y la vi, a ella. Llorando, sentada contra la pared, abrazando sus piernas y escondiendo su cara entre sus rodillas.
Pedro- Pau… (Musite y ella no respondió) Pau... Paula. (Suspire, ya que seguía sin tener respuesta. Solo negó con su cabeza) ¿No qué?
Paula- ¿Qué haces acá? (Preguntó sin mirarme)
Pedro- Vine al seminario.
Paula- ¿Sabías que era yo la profesora?
Pedro- Te juro que no, pero no te puedo negar que vine con la ilusión de encontrarte.
Paula- ¿Y para qué me querías encontrar?
Pedro- Eso no te lo puedo decir sin que me mires a los ojos.
Paula- No puedo hacerlo.
Pedro- ¿Por qué?
Paula- Porque no puedo. Porque… (Suspiro, haciendo una pausa)
Pedro- ¿No me queres ver?
Paula- No, no es eso.
Pedro- ¿Y entonces? ¿No podemos afrontar esta situación como los adultos que somos? Creo que debes haber cambiado y madurado como yo. ¿No?
Paula- Supongo.
Pedro- Por favor. Si no hubiese sido por la ilusión de volverte a ver, te juro que no hubiese venido. (Ella se levantó y quise creer que para venir hacía donde yo estaba, y así lo hizo. Entro cabizbaja y nos abrazamos, sin que nos importe nada)
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No sé qué estaba haciendo, pero estaba de nuevo en sus brazos. En mi lugar. Y así, estuvimos, largos minutos abrazados, llorando.
Por un lado sentía que estar tan abrazada a él después de todo lo que pasó era un abuso, pero por otro si me separaba no sabía que decir.
Paula- (Me separe de él y camine en dirección al centro del salón) No puedo creer que estés acá.
Pedro- Y yo no puedo creer estar acá, y menos con vos.
Paula- ¿A qué viniste? (Pregunte, sentándome en el suelo, contra la pared)
Pedro- A buscarte. (Se sentó frente a mí)
Paula- Ai, no, para. No estoy preparada para hablar. Ni siquiera entiendo que hago acá, con vos.
Pedro- ¿No te parece que nuestra historia quedo inconclusa?
Paula- No, no sé. Vos pudiste rehacer tu vida, eso es porque pudiste concluir nuestra historia.
Pedro- ¿Y de dónde sacaste eso?
Paula- Mmm… Facebook. Tu hijo es hermoso.
Pedro- Es hermoso. Muy. (Sonrió) Pero no te creas que por eso re hice mi vida eh. Es una historia muy larga, pero nunca fui pareja de su mamá. (Lo mire desconcertada) ¿Qué te parece si vamos a mi casa a almorzar? Como dos personas adultas, a hablar.
Paula- Mmm… No sé Pedro. Yo hay muchas cosas que todavía no pude cerrar, y no sé cómo puedo llegar a reaccionar.
Pedro- Yo tampoco pude cerrar, absolutamente nada. Nos debemos una charla. ¿No te parece?
Paula- (Suspire) Mira que sigo siendo la misma sensible y llorona eh.
Pedro- No me había dado cuenta eh. (Reímos y él se levantó, dándome la mano para que me levante, y así lo hice) A pesar de todo, te juro que estoy feliz de haberte encontrado. (Yo solo sonreí y salí del estudio. Él me siguió)
Paula- ¿A dónde estás?
Pedro- Emm… (Leyó la dirección de su celular) ¿Sabes dónde es?
Paula- Sí… Dejame que primero hablo con Valen.
Pedro- Valen… Debe estar enorme.
Paula- Es una mujer. No quiero que crezca más. (Reímos y le escribí un mensaje, porque pediría detalles que delante de él, claramente, no podía dar)
Fuimos a su casa, corriendo, abajo del agua, porque la lluvia no había
cesado. Llegamos, muertos de risa (y de frío) al departamento donde estaba él.
Pedro- (Busco toallas y me dio una) Toma...
Paula- Gracias. (Dije envolviéndome en aquella toalla y después de luchar bastante logramos prender la estufa)
Pedro- La verdad que no tengo nada muy elaborado para comer.
Paula- Lo que compraste anoche en el supermercado.
Pedro- ¿Vos cómo…?
Paula- Te vi. Te vi anoche, pero no me anime a enfrentar la situación y me fui al carajo, presentía que ibas a venir a este seminario, pero cuando no te vi ahí creí que me estaba volviendo loca.
Pedro- Yo fui, pero cuando vi que lo dabas vos no me anime a entrar. Te vi entrar, era el que estaba mirando la cartelera cuando llegaste. No sé si me viste…
Paula- (Suspire, recordando) Sí… Creo que estábamos destinados a encontrarnos. ¿No?
Pedro- Así parece…
Paula- Y, por mí, no hace falta que prepares comida. Tengo el estómago súper cerrado. Mucha emoción de golpe. (Reímos) ¿Puedo pasar al baño y cambiarme?
Pedro- Sí, obvio. Pasa.
Paula- Gracias.
Fui con mi bolso hasta el baño y estaba a punto de encerrarme y no salir más, pero no podía ser tan pendeja.
Sentía una felicidad que iba a provocar que se me salga el corazón del pecho, y a la vez miedo, muchísimo, el cual me paralizaba.
Pedro- Pau… (Dijo tocando la puerta)
Paula- ¿Qué? (Pregunté)
Pedro- ¿Un café?
Paula- Em… Bueno, dale.
Me cambie, poniéndome nuevamente la ropa de danza y después de lavarme la cara y secarme un poco el pelo con la toalla, salí.
Pedro- (Busco toallas y me dio una) Toma...
Paula- Gracias. (Dije envolviéndome en aquella toalla y después de luchar bastante logramos prender la estufa)
Pedro- La verdad que no tengo nada muy elaborado para comer.
Paula- Lo que compraste anoche en el supermercado.
Pedro- ¿Vos cómo…?
Paula- Te vi. Te vi anoche, pero no me anime a enfrentar la situación y me fui al carajo, presentía que ibas a venir a este seminario, pero cuando no te vi ahí creí que me estaba volviendo loca.
Pedro- Yo fui, pero cuando vi que lo dabas vos no me anime a entrar. Te vi entrar, era el que estaba mirando la cartelera cuando llegaste. No sé si me viste…
Paula- (Suspire, recordando) Sí… Creo que estábamos destinados a encontrarnos. ¿No?
Pedro- Así parece…
Paula- Y, por mí, no hace falta que prepares comida. Tengo el estómago súper cerrado. Mucha emoción de golpe. (Reímos) ¿Puedo pasar al baño y cambiarme?
Pedro- Sí, obvio. Pasa.
Paula- Gracias.
Fui con mi bolso hasta el baño y estaba a punto de encerrarme y no salir más, pero no podía ser tan pendeja.
Sentía una felicidad que iba a provocar que se me salga el corazón del pecho, y a la vez miedo, muchísimo, el cual me paralizaba.
Pedro- Pau… (Dijo tocando la puerta)
Paula- ¿Qué? (Pregunté)
Pedro- ¿Un café?
Paula- Em… Bueno, dale.
Me cambie, poniéndome nuevamente la ropa de danza y después de lavarme la cara y secarme un poco el pelo con la toalla, salí.
‘Me despierto pensando si hoy te voy a ver, pero es inútil negarlo: tú me estás atrapando otra
vez.
Eres un ángel maldito, eres la dama más cruel. Un arma de doble filo: contigo sólo puedo perder, tú me estás atrapando otra vez.
Y aunque alguien me advirtió, nunca dije que no, y ahora tengo que esconder las heridas.
Y ese pulso que jugué, porque quise lo perdí, nunca me podré alejar de ti.
Te extraño cuando llega la noche, pero te odio de día, después me subo a tu coche
Y dejo pasar la vida.
Debería dejarte, irme lejos, no volver.
Pero es inútil negarlo, tú me estas atrapando otra vez.’
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Eres un ángel maldito, eres la dama más cruel. Un arma de doble filo: contigo sólo puedo perder, tú me estás atrapando otra vez.
Y aunque alguien me advirtió, nunca dije que no, y ahora tengo que esconder las heridas.
Y ese pulso que jugué, porque quise lo perdí, nunca me podré alejar de ti.
Te extraño cuando llega la noche, pero te odio de día, después me subo a tu coche
Y dejo pasar la vida.
Debería dejarte, irme lejos, no volver.
Pero es inútil negarlo, tú me estas atrapando otra vez.’
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Bueno, creo que era lo que todos estaban esperando ¿No? Disfrutenlo y comenten... Felices Pascuas para todos ;)